Muy cerca de Bariloche, se encuentra uno de los tantos parques nacionales que existen a lo largo de la Patagonia Argentina. Mi intención era visitar uno de los grandes atractivos naturales de la zona, el llamado Glaciar Negro. Pasaron por mí temprano en la mañana para tomar rumbo al Cerro Tronador, íbamos 12 pasajeros en una van que realmente era un compilado del mundo, australianos, españoles, japoneses, argentinos y un mexicano. Después de 90 minutos de carretera llegamos a nuestra primera parada, una pequeña cabaña, un puente, dos lagos multicolores y las montañas de fondo eran el paisaje. Me acerqué al agua y se podían ver las truchas con tonos en naranja que buscaban comida luchando contra la corriente. El viento soplaba ligero y el sol resplandecía mientras las bufandas, gorros y chamarras buscaban espacio en cualquier rincón de la camioneta. El clima estaba excelente. Continuamos hacia una hostería de nombre La Pampa Linda en la que tomamos mate y compartimos unos cuantos dulces.
Era momento de la primera caminata, bajamos del vehículo y tomamos un pequeño sendero apenas marcado que nos llevaría a la primera cascada del día. Desde el principio quedé con la guía que prefería ir en la parte de atrás del grupo. Si yo no voy guiando personalmente, me gusta ir hasta el final, "barriendo" como se le dice comúnmente en estos menesteres. La primera parte fue un tanto empinada, aún así el grupo llevaba muy buen ritmo. Cerca de 30 minutos nos tomó para llegar al Mirador. Pudimos apreciar una gran caída de agua y un lindo paisaje. Volvimos a la camioneta para acercarnos al platillo fuerte del día "El Glaciar Negro"
Era momento de la primera caminata, bajamos del vehículo y tomamos un pequeño sendero apenas marcado que nos llevaría a la primera cascada del día. Desde el principio quedé con la guía que prefería ir en la parte de atrás del grupo. Si yo no voy guiando personalmente, me gusta ir hasta el final, "barriendo" como se le dice comúnmente en estos menesteres. La primera parte fue un tanto empinada, aún así el grupo llevaba muy buen ritmo. Cerca de 30 minutos nos tomó para llegar al Mirador. Pudimos apreciar una gran caída de agua y un lindo paisaje. Volvimos a la camioneta para acercarnos al platillo fuerte del día "El Glaciar Negro"
Generalmente cuando uno piensa en glaciar se imagina un bloque inmenso de hielo de color blanco o tal vez en un tono azulado, pero nunca más obscuro que eso y mucho menos negro.
Resulta que en esta zona volcánica se mezclan la arena obscura de la montañas y la nieve formando así éste fenómeno. Al Cerro Tronador se le llama así por el sonido que se escucha entre las montañas provocado por los rompimientos de hielo que se derrite y cae. O también movimientos terrestres que provocan ciertas avalanchas. En esta zon, nos encontramos a sólo unos metros de la frontera con Chile, las paredes del cerro dan a uno y otro lado y se pueden escuchar los rompimientos desde ambos sitios. Hicimos una caminata en hielo de una hora para llegar a un lugar que nos ha dejado sin palabras. Se escuchó un estruendo, nos emocionamos mucho y confirmamos el por qué del nombre. Nos detuvimos en grupo a la orilla de un lago y cerca de las faldas de las montañas. Se propuso el silencio y fueron los 10 minutos más extraordinarios de convivencia con la inmensidad. Pudimos oír 3 ruidos más y una pequeña avalancha, nos dimos por bien servidos y caminamos de vuelta. Otra vez en la nieve, es lo que quería, para eso venía a la Patagonia y ahora heme aquí disfrutando de todo esto.
Después nos fuimos a una segunda cascada un poco más grande que la anterior y realizamos una caminata muy curiosa a través de un puente colgante de unos metros de largo con un río abajo y cantidad de fango. Un sendero de largas ramas amarillas a los costados y rocas por debajo. Un paseo bárbaro el que hemos tenido este día. Sólo había que dejarse llevar por la naturaleza, fluir, respirar y dar gracias.
Seguimos por aquí ...
