Falta un día para que termine este 2007, vaya que ha sido un año con grandes cambios en mi vida, la neta de los más difíciles que he tenido y en retrospectiva con experiencias de vida que marcarán el rumbo de mi destino. Emigré de ciudad muy bien acompañado, habíamos construído un hogar cerca de la playa, con alberca, enormes palmeras, todo blanco, lo amueblamos, lo decoramos y la cosa pintaba muy bonita pero de pronto todo cambió. Los pensamientos volaron de un lado a otro alterando nuestros sentidos y ya no vivíamos en la misma frecuencia ni a la misma sintonía. Sin embargo, estoy bien, fue un proceso muy complicado de 4 meses en donde caí en lo más profundo de mi ser para retomar, reconocerme y volver a mi interior. Ahora me siento más joven de hecho, con nuevas ilusiones, metas y debrayes. Me regresé 10 años en mi historia y vuelvo a sentir lo que vivía como cuando estaba terminando la Universidad y de cierta forma se te abre el mundo; quiero seguir viajando pero ahora más tiempo y lo más lejos que se pueda. Mi trabajo me gusta, la ciudad también pero hay un algo que me llama a que regrese a la gran ciudad. Se que la posibilidad está latente pero también estoy convencido que tengo que tomar la decisión correcta en el momento justo porque he puesto las cosas en la balanza y todo debe ser a su debido tiempo.
El pretexto del fin de año y el inicio de un nuevo ciclo siempre nos motiva a crear a planear y visualizar el año que viene. Sin duda que me veo disfrutando cada día, aprovechando cada momento y cad instante de lo que hago y con quien estoy. He vuelto a leer, a escribir y a hacer las cosas que me gustan. Espero y deseo lo mejor, no pido mucho solamente ser feliz y reencontar mi camino. Eso es todo