Una de las cosas que me preguntaron llegando a Bariloche fue si iba a esquiar, mi primera respuesta fue que no lo sabía, que quería hacer varias caminatas y paseos. Pero después de lo que he experimentado en la nieve y lo bien que la he pasado en estos días, tonto sería no hacerlo, así que me dirigí al centro invernal más importante de América del Sur: El Cerro Catedral. Un lugar espectacular que ofrece una enorme variedad de servicios para practicar todas las modalidades de esquí, cuenta con hoteles, restaurantes, etc. En la mañana estaba listo, iban a dar las 10 hrs y todavía no había llegado mucha gente. Fui a contratar el equipo, a pedir unos mapas y a infomarme muy bien para elegir las pistas y los medios de elevación adecuados para mi nivel que ciertamente es básico. Aprendí a esquiar en Canadá un par de años atrás así que confiaba en que no necesitaba un maestro y mucho menos una clase. Bien armado, me fui hacia la telecabina que te lleva hasta la Punta Nevada, lugar donde podía hacer el primero de mis descensos. Había que escoger entre la zona de principiantes o las pistas fáciles. Opté por las segundas y fue una excelente opción ya que desde el primer instante recordé de qué se trataba el jueguito éste. Bajé cuantas veces pude y subía alegremente por las telesillas para intentar la hazaña de nuevo. Traía una pila extraordinaria, la adrenalina, velocidad y cierto vértigo que provoca estar deslizándote en lo alto de las montañas se vuelve adictivo. Aunque eso sí, siempre fui prudente y me mantuve en las pistas de color verde, que son las más sencillas o, mejor dicho, las menos complicadas ya que no es tan fácil. Me tocó ver gente que nunca se pudo parar en los esquíes, ya no digamos frenar o dar la vuelta. En fin, fueron más de 5 horas las que estuve de arriba para abajo. Antes de partir y regresar el equipo, tenía que aprovechar que estaba arriba en el Cerro Catedral para conocer el Refugio Lynch ubicado en la mera punta. Comí delicioso en el restaurante, bebí un poco y ya bien repuesto emprendí el viaje de regreso. Fue una diversión enorme, unos paisajes bárbaros y una experiencia tan buena que si hubiera nieve en México seguro me volvería fanático de los deportes invernales.
Seguimos por aquí ...
4 comentarios:
wauuu!!!
ya tengo una bitácora de viaje para mi próxima visita al cono sur!!
jejeje
besos
¡Hijo del mal! Te envidio de aquí al fin del mundo... como no tienes una idea... ¡Amo la nieve! Y la extraño cada día más.
Disfruta, disfruta, disfruta...
Esta con ganas esquiar!!.. me gusta!.. espero poder ir en enero a ruidoso tu gustas? jeje
saluditos!
karla: Ya estás! Qué bien que te ha gustado. Recuerda que esto continúa ...
mond: No me sorprende el comentario jejeje Sabía muy bien que te iba a provocar con la nieve.
Qué efecto tan extraordinario produce, no?
jane: Estaría buenísimo !! Si se arma, me apunto jeje
Publicar un comentario