14.1.08

He vivido en días pasados una experiencia que es digna de comentar en este blog. Resulta que vino a Vallarta un personaje hindú llamado Sri Swami Vishwananda (un iluminado) a dar una plática a la ciudad. A las 7 de la noche era la cita, entrada gratuita y lugar ameno para recibir a las más de 200 personas que estuvimos reunidos. El ambiente bastante agradable, la mayoría adultos entre los 30 y 40 años. Pasados unos quince minutos se presentó Swami, se sentó en una gran silla, a un lado había una mesa con imágenes religiosas de Buda, de Jesús, de Vishna, así como algunas flores y detalles. Lo recibimos con un aplauso y dio inicio su plática. Nos habló del amor, de la felicidad, de Dios y entramos en una comunión todos los presentes, dio paso a una meditación en la que hicimos unas respiraciones y después unos mantras. Todos muy participativos. Se había comentado que iba a dar una bendiciones personales y así fue, uno por uno iban pasando para recibir la bendición del maestro. Al darme cuenta que la gente empezó a hacer una larga fila uno detrás del otro decidí que lo mejor era esperar, que pasaran todos o casi todos y después me unía. De fondo se escuchaban algunos cantos y música de tambores y guitarras que amenizaban el paso de cada quien. Tiempo después me formé y unos instantes antes de que pasara pensé que me encantaría hacerlo en silencio y así fue, mágicamente la música llegó a su fin, me hinqué y me dijo que me acercara, primer punto, con nadie había hablado anteriormente, pasé con él, le sostuve la mirada fijamente y me sentí muy bien, de alguna forma veía imágenes en sus ojos que no sabría explicar, yo solamente asentía confirmando que él sabía lo que yo sentía y estaba viviendo, después de la bendición me preguntó mi nombre y me dijo que si yo cantaba, le contesté que sí ... mantras, ohms, cantos, cualquier cosa, no sé y me dijo canta algo para mí, estiró el brazo hacia una de las personas que le ayudaba y me dio unas cenizas, me tomó de las manos y en ese momento la música regresó, me fui a mi lugar y comencé a cantar con sentimiento y dedicado a él y a lo supremo. Me sentía bastante bien, como recargado de energía, sabía que me tenía que esperar al final para despedirme, para agradecerle, la fila continuaba y faltaban unas 30 personas, me acerqué una vez más a él y volteó (algo que no había hecho antes con nadie) y me sentí mejor aún. Siguieron pasando y de pronto el Swami habló un momento con las personas que le ayudaban, una de ellas sostenía un recipiente con una sustancia que era con la que te tocaba la frente y el otro era el encargado de ofrecerte unos pétalos amarillos. De pronto me señala y me dicen que pase a ayudarlo, igualmente le llamaron a otra persona para que cooperara. Me puse de pie y me acerqué, yo detenía el recipiente y el otro daba los pétalos. Estaba yo sentado al lado del maestro y se sentía la vibra super chida. Pasaron los últimos y se hizo una ceremonia final de agradecimiento, se encendió una pequeña lumbre y todos tomamos de ella su energía, se entonaron unos cantos y el evento finalizaba y yo sabía que me tenía que despedir de él. Se acercó una pareja para hablar y después una señora, parecía que no iban a dejar a nadie más hablar con él pero yo me acerqué, me preguntó nuevamente mi nombre y nos despedimos de mano agradeciendo el hecho de habernos conocido. Me sentí muy bien esa noche, hubo un incentivo de su parte para descubrir por mí mismo que estoy por el buen camino, que voy bien en mi trayecto de vida y que debo valorar mucho lo que pienso, siento y creo todos los días. Una verdadera experiencia.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Oye pero que historia tan amena!! :)

Se nota que para vos fue una experiencia unica, muy pocas veces logramos sentir esa conexion espiritual con alguien!! :)

Me gusto tu blog!! Muy fresco!!

Gracias por la visita!! :)

KARMILA dijo...

Precisamente amigo, viviste una "experiencia espiritual", no necesariamente tienes que ir algún lugar en especial, simplemente es ponerte en contacto con tu ser superior y llegar a ese punto donde ni el ruido, ni el mundo puede llegar a distraerte, tan solo existes tu y el.

La verdad leerte ha sido un gran placer, y te lo digo de corazón, porque me transmitiste esa paz que quizás tu sentiste en ese momento y como bien dices, esa paz es con la quedemos quedarnos y trabajar para mantenerla.

Besos y amenazo con volver¡¡ :P

Aguila Diurna dijo...

Que bella experiencia, si pudiéramos prestar atención al silencio podríamos repetirla frecuentemente.
Dicen que los verdaderos maestros cambian tu vibración cuando te les acercas, creo que algo de eso hubo en ti.
Bendiciones y felices descubrimientos.