12.1.08

Tenía muchos años que no jugaba el famoso juego de mesa "Turista Mundial" y confirmé el por qué había pasado tanto tiempo sin hacerlo. Se vuelve un verdadero caos a fin de cuentas. Al principio todo es alegría, vas avanzando, pasas la primera vuelta, recibes tu dinerito y empiezas a comprar tus propiedades. Hasta ahí todo muy bien, sigues tirando los dados, una vuelta más y otra. Pausa en el juego y la hora de los intercambios y negociaciones. La suerte influye de manera determinante y los dados marcan todo tu juego ya que realmente no hay mucha ciencia para saberlo jugar. Continúan las acciones, la compra de cafés, de hoteles y la cobradera. Los nervios se hacen notar, las caras de los jugadores cambian de acuerdo al estado de ánimo. Si cobras aparece una ligera sonrisa en tu rostro, un poco sínica o sarcástica pero todavía sin tono de burla, sabes que todo puede dar vueltas. Si pagas, tu rostro empieza a refunfuñar y es la hora de los reclamos... es que no se vale, pinches dados, etc. El juego continúa y en lugar de disfrutarlo, de jugar verdaderamente, se convierte en una competencia. Hay un momento en que la balanza se inclina hacia un lado notoriamente, los pleitos y burlas hacen su aparición y finalmente es vencedor el que se queda con todas las propiedades y dinero del "mundo".
Los que no ganamos agradecemos que el juego haya terminado y el ganador proclama su gran triunfo "a los 4 vientos" (alguien sabe el origen de esta frase?) En conclusión es muy complicado que lo vuelva a jugar y ahora confirmo el por qué pasaron tantos años sin acercarme siquiera a un juego de mesa de ese tipo.

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